Creo que es una buena idea, con el fin principal de acercar la naturaleza a nuestros estudiantes, crear un huerto escolar. De este modo, se puede poner en práctica aquellos conceptos que hemos visto en clase mientras los niños/as experimentan y descubren cómo convertirse en pequeños agricultores. Para llevar a cabo este proyecto, seleccionaremos diversas plantas aromáticas como son el orégano, el perejil, la menta, el tomillo y la albahaca, así como también productos hortícolas como cebollas, zanahorias, lechugas, rábanos y pepinos. Esto les permitirá desarrollar hábitos y actitudes de respeto a la naturaleza, adquirir conocimientos sobre las plantas y adoptar una posición de colaboración entre los propios compañeros a partir de un proyecto común.
En el colegio, se debe preparar un espacio cerrado en la azotea o en el patio de unos treinta metros cuadrados donde se pondrá la tierra. Entonces, en el momento de la siembra, lo primero a hacer será la preparación de la tierra, arrancando las malas hierbas, removiéndola para oxigenarla y añadiendo abono. Es a partir de este momento cuando podremos sembrar las semillas, aunque hasta que no estén preparadas para plantarlas en el huerto, las tendremos en nuestros “semilleros” particulares que consistirán en vasos de yogur agujereados que cada niño/a traerá de casa y decorará a su modo.
En relación a los objetivos que planifico para este proyecto, se pueden resumir en:
- Conocer los ciclos de las plantas, el funcionamiento del medio ambiente y cómo afectan las estaciones a las plantas
- Plasmar los contenidos teóricos a través de las actividades prácticas
- Descubrir en qué consiste un huerto
- Experimentar el proceso del cultivo
- Preparar la tierra antes de sembrar
- Sembrar las semillas de las diferentes plantas
- Aprender a usar las herramientas necesarias
- Tener cuidado de las semillas y velar por su correcto crecimiento, a partir de los cuidados necesarios y el riego periódico
- Observar el desarrollo de las plantas y ser capaz de reflexionar sobre ello
- Trabajar en equipo
- Adquirir responsabilidades y una actitud de mejora continua
- Enfocar el huerto desde las diversas áreas del conocimiento, como enfoque interdisciplinar
A partir de estos objetivos, podremos realizar actividades que desarrollen diversos contenidos de diferentes áreas de conocimiento que los alumnos/as ven en el aula como pueden ser: Ciencias Sociales (el clima, la evolución de la sociedad, los sectores agrícolas), Matemáticas (cálculo, problemas), Ciencias Naturales (ciclos de las plantas, partes de las plantas, estaciones), Lengua (vocabulario, anotaciones de la evolución, trabajo escrito), Plástica (dibujos, esquemas, murales), Educación Física (actividades de plantación, siembra y riego).
Por lo tanto, las actividades a desarrollar por los alumnos relacionadas con el huerto pueden ser tanto en el mismo huerto como en el aula. Las actividades en el huerto, como es especialmente el riego de las plantas, se debe hacer de forma periódica y permitirá adoptar a los alumnos una actitud de disciplina y responsabilidad.
El final de este proceso, que será la recolección de la cosecha plantada, será un momento de valoración y satisfacción. El caso práctico de recoger “frutos” por un esfuerzo realizado tiene que permitir entender a los niño/as que también es transportable a las aulas ordinarias y que su esfuerzo también les repercutirá, aunque no sea llevando zanahorias a casa sino buenas notas.
Para finalizar, es importante que se valore y evalúe la experiencia por parte también de los niños/as, realizando debates y tutorías en el aula. Esta experiencia les servirá para poder continuar sembrando en huertos caseros, si así se lo permiten en casa!